Fue una
empresa familiar, la de la familia Caprile.
Como otras muchas de aquella época, (principio de la década de los cincuenta,
hasta mediados de la de los setenta), lo de SA "Sociedad Anónima" era una
simple ficción.
La estructura familiar no se quedó en las altas jerarquías,
descendió hasta los puestos más bajos, y para bien o para mal, este modo
de sentir fue
más patente en los integrantes de la Escuela de Aprendices
En la Gran Familia nadie le negó el título de Abuelo a
Don Emilio y los nietos, por supuesto, éramos los aprendices de la Escuela,
título que nos ha acompañado siempre, a veces como una losa, ya que con
bastantes años encima, teniendo nuestros propios hijos e incluso desempeñando
en la Fábrica puestos de responsabilidad, los más veteranos seguían tratándonos
como los Chavales
de la Escuela. Todo
antiguo alumno de la Escuela sentía esta sensación mientras permaneciera en
Fábrica Madrid. Siempre me ha molestado este particular tratamiento,
aunque ahora, después de pasar doce años trabajando fuera de Madrid y después
de jubilarme lo recuerdo con nostalgia y ¿por qué no decirlo? con cariño y
quizás con cierto orgullo.
En
tiempos de la Escuela toda nuestra vida estaba plenamente centrada en la
Fábrica, diariamente las cinco horas lectivas, tres horas de aprendices en
taller, una hora de comida en el bar Comedor o haciendo buen tiempo comiéndonos
el contenido de la tartera tumbados en la hierba aledaña al campo de Jockey, a partir de las seis de la tarde tres
días a la semana entrenamiento en nuestro deporte preferido, o jugando al
ajedrez o al pimpón en el club
Deportivo y en épocas de examen nos quedábamos en clase repasando incluso
velando. ¿Y los domingos? Toda la mañana en el Campo de Deportes donde no
faltaba un par de partidos de cada una de las disciplinas de Fútbol,
Balonmano, Jockey, y en su tiempo
Baloncesto. Por la tarde nos citábamos los del curso para ir a la discoteca o
al cine o a guateques de propia organización. El pasar las horas de ocio juntos
siguió después de acabar la Escuela al crear la Asociación de Antiguos Alumnos.
Las relaciones de los alumnos de cada promoción sobrepasaron en mucho las
normales de compañeros de clase, nuestro lazos de unión son los de verdadera
amistad, no me atrevo a decir hermandad por puro rubor. Estos
lazos permanecen hasta ahora entre muchos de nosotros, pero además en los
casos en los que se ha perdido el contacto, por aquello de las vueltas
que da la vida cuando por esas mismas vueltas volvemos a coincidir,
puedo asegurar que nos entusiasmamos recordando tiempos pasados, nos contamos
una y otra vez aquellas anécdotas vividas durante el tiempo de la Gran
Familia, hay que reconocer que a nuestras mujeres, a veces, les
tenemos que oír decir aquello de que qué pesados, siempre el mismo rollo .
Estas relaciones de compañerismo y amistad no son exclusivas de la Escuela, en
mi opinión, este estilo o manera de ser lo exportamos desde la Escuela a la
Fábrica cada uno a nuestra sección o departamento de tal forma que en la
actualidad existe una verdadera red creada por lazos afectivos entre
gente de FEMSA,(sea de la Escuela o
no).
Como ejemplo
de unidad entre nosotros expongo lo que ocurría en mi departamento
"Experimentación Acumuladores" donde ante esos casos de necesidad,
como por ejemplo los pequeños préstamos para superar momentos de apuro, acabar
el mes, etc. se resolvían entre los compañeros de trabajo, no acudíamos a la
familia propia. Aún es más, ante cantidades más cuantiosas estábamos unidos por
una especie de red o tela de araña, cuyos hilos eran los avales bancarios. Unos
avalábamos los créditos de otros y a su vez los otros nos avalaban en los
propios.
Toda familia
está compuesta de miembros, por supuesto la Gran Familia no fue una excepción,
me propongo en este Blogg, FEMILIA (compuesto de FEMSA y Familia), aportaciones con mis
recuerdos sobre algunos de los considero miembros destacados.
Mi postura personal ante este fenómeno la resumo en pocas palabras: Siento un
cierto orgullo por pertenecer a la Gran Familia, considerándola como un grupo
de personas, unidas emotivamente a un nivel de igualdad. Desde el principio,
quizás intuitivamen
Jose Luis Mejuto.