LA MEDALLA DE ORO (Jose Luis Mejuto)
 
El año 1984 fue muy duro, por lo menos en fábrica Madrid, por diversos motivos, posiblemente la negociación del Convenio Colectivo, hubo numerosos días de huelga con las consecuentes pérdidas salariales.
 
Uno de mis mayores defectos, o quizás debería decir virtudes, es que nunca he sido previsor, la cartilla de ahorro siempre ha sido una desconocida para mi.
 
Entonces nos dijimos en casa aquello de "¡que jodidamente se presenta el próximo mes!"
 
Me plantee pasar por casa de mis padres para sablearles con la petición de un préstamo, la idea me repugnaba, y no porque temiera la frase esa de "ya te lo decía yo...".
 
Por primera, y creo que única vez en mi vida, lamenté mi falta de previsión.
 
Aunque no sus secuelas, los conflictos laborales habían llegado a su fin, pues se empezó a hablar sobre el reparto de medallas. En ese año todavía éramos FEMSA aunque ya pertenecíamos a BOSCH. Los Caprile ya no eran los dueños. Si la memoria no me falla Mario Caprile seguía en el puesto de Director General y a él le correspondía entregarme la medalla de oro
 
Bien porque los conflictos también dejaron tocada a la dirección y sin ganas de fiestas, desde el departamento de Personal llegó el comunicado de que la concesión de la medalla era opcional, o medalla o el dinero en metálico de su coste.
 
¡Convertí la medalla en mi particular caja de resistencia! Salvé el mes.
 

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